domingo, 27 de julio de 2008

Cristo de la Humildad



SEMANA SANTA EN LA HERMANDAD 2008

Un año más, el tiempo de pasión y gloria ha recorrido la geografía española, con una penitencia muy dura de llevar como ha sido la inestabilidad meteorológica que ha impedido la salida en procesión de muchas hermandades.
Una de las hermandades, cuyos orígenes se remontan, en una primera época al año 1761, que si pudo procesionar fue la Cofradía del Santísimo Cristo de la Humildad de Salobreña. El esfuerzo realizado a lo largo de duros meses de preparación, restando tiempo a familias y a descansos laborales y personales, ya sea por ensayos, ya sea por la preparación que conlleva no sólo la decoración del paso (flores, velas, etc.) sino todos aquellos pequeños y grandes detalles, que la gran mayoría de la población que, por diversas razones, no vivimos, la Semana Santa desde dentro, desde las trabajaderas, del paso, se nos escapan o no alcanzamos a imaginarnos, estaba a punto de dar sus frutos.
Toda la labor desempeñada durante tiempo, se condensa en una agradable tensión en los momentos previos a la salida. A ese ambiente de espiritualidad que se percibe en esta etapa del período litúrgico, mezclado con el penetrante olor a incienso, que invitan a la meditación y al recogimiento, se les une una relación y unión humana que sólo se da en aquellas situaciones en las que sabes que tu energía depende de la del compañero.
El momento ha llegado. Es el día en que los miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Humildad han estado esperando. Su Cristo va a salir en procesión por el pueblo de la Villa, por esas calles que un día fueron ocupadas por el pueblo árabe y que hoy todavía conservan la característica de ser calles estrechas e inclinadas como buen fuerte militar que Salobreña fue a partir del siglo X.
El primer esfuerzo a realizar es en su salida a la calle. Los veinticuatro costaleros que portan al Cristo de la Humildad, todos a una, levantan su imagen al cielo, para posteriormente, y arrodillados, salir de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en un devoto paseo.
Con un paso majestuoso y señorial, tal y como lo han trabajado, pasean su Cristo por las engalanadas blancas calles salobreñeras agolpadas de ciudadanos de la Villa y forasteros que se unen a este Martes Santo de la Costa Tropical granadina.
El recorrido es continuamente interrumpido por los aplausos de la gente que ovacionan a los costaleros que sortean los distintos obstáculos que encuentran en su camino y que estrechan mucho más aún las calles de la medina.
Las paradas realizadas para el descanso del “veinticuatroun” costalero, su capataz y contraguía, son aprovechadas por aquellas personas que con sus prodigiosas voces hacen peticiones, dan gracias y piropean a ese Cristo de la Humildad con saetas que llegan al corazón de los presentes.
En esta ocasión, la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de Mar, de Vélez Málaga, con sus temas “semanasanteros” acompañan el particular y exclusivo danzar del Cristo de la Humildad, que desciende hasta la parte baja del pueblo para luego volver a subir triunfante a su casa.
El esfuerzo realizado por los costaleros, que si siempre es duro, en esta ocasión lo es más, por la forma en que pasean al Cristo, pues es el único paso de la Villa portado a costal en séptima vértebra cervical al estilo sevillano. Paso que no abandonan en ningún momento y, que requiere de un pequeño empujón más para subir esas empinadas cuestas para poner fin a un paseo que alegra, infunde y da fuerza, moral y espiritual, a ese pueblo pecador que en esta época conmemora la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

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